Esa bestia llamada Bartolo

19 julio, 2006 ·


La bestia vista desde la habitación del hotel.


Viendo la pinta que hacía el perfil impreso en el folleto de la VIII Marxa al Bartolo, ya se intuía que la cosita iba a estar difícil, incluso antes de conocer al señor Bartolo en persona.

Al aterrizar en Benicàssim el sábado por la mañana y ver la pinta que hacía Monsieur Bartolo en persona, se confirmaron mis peores sospechas. Menudo montañón que íbamos a subir, o no...

En el mismo hotel estábamos alojados mi tocayo Santi Palillo, Frasi (de club42195) y un servidor junto con nuestros respectivos acompañantes. Tras los saludos y presenataciones de rigor, nos dirigimos a darnos un bañito a la playa y desde allí seguimos comentando la amenazadora silueta de Mister Bartolo.

Durante la posterior comida nos lo pasamos bomba explicando cantidad de anécdotas y luego nos relajamos dentro de lo posible con una siesta.
Los tres presuntos atletas nos reunimos para ir al centro de Benicàssim a recoger la bolsa del corredor, los dorsales y chips. Allí tuvimos la oportunidad de conocer en persona a la mismísima Jungla y a muchos otros corredores de los que no recuerdo el nombre. Sobra decir que mi tocayo Palillo estaba en su salsa charlando con un montón de gente, pues parece que tiene un don especial para conocer a todo el mundo.

Yo, como buen novato en estas lides, miraba los toros desde la barrera atento a los comentarios de los más expertos. "He entrenado a tope y quiero hacer 2:30", "pues este año yo lo hago en menos de 3:00 como que me llamo Bartolo", "La parte más chunga, las Agulles", "Cuidado con la segunda bajada que tiene unas piedras criminales". En fin, que cada cual iba dando su opinión y yo pensaba "Pues yo me conformo con acabarla y yastá".

Me sorprendió muchísimo el acusado interés en las marcas de muchos de los corredores "populares", pues en el mountain bike esto no pasa tanto y la gente va a las pedaladas a participar y a acabarla.

Tras la cena y un pequeño paseito por el Paseo Marítimo, nos dirigimos al hotel para intentar descansar hasta las 6:00 del domingo, hora en que habíamos quedado los tres para desayunar.

Tal vez fuera la cerveza de la cena o tal vez la falta de presión, incluso me atrevería a decir que la inconsciencia sobre lo que nos esperaba, pero la cuestión es que fue llegar a la habitación y, tras preparar los bártulos del día siguiente, caer en brazos de Morfeo hasta el toque de diana del despertador.

Me vestí y me despedí de mi amada cónyuja que, todo sea dicho, tenía una mala premonición sobre la dureza de la prueba y mis más que dudosas aptitudes en esto de la carrera a pie. "Prométeme que si te encuentras mal te retirarás" me había reiterado en días anteriores y yo como buen y obediente esposo que soy lo había prometido aún a regañadientes. Evidentemente la cara que tenía al despedirme de ella era de bastante preocupación.

Tras desayunar con varios atletas más en el comedor del hotel nos dirigimos hacia la salida donde SP volvió a saludar a más corredores. Este tío tiene una cartera de conocidos inagotable.
Después de buscar a Jungla por todas partes sin encontrarla, al colocarnos en la salida, es ella la que nos encuentra y nos saluda. Nos deseamos suerte en la carrera y cuando miro el pulsómetro ya estoy a 140 ppm. y eso que quería correr sin presión. Un minuto de silencio y cañonazo de salida.

Como mi tocayo se había comprometido ante mi preocupada cónyuja a ser mi ángel de la guarda durante la carrera, soy yo el que marca el ritmo, que es el que me gusta cuando me enfrento a una prueba desconocida: CONSERVADOR. Así salimos trotando como podemos, adelantando a los andarines y siendo rebasados por los que corren de verdad.

Llegamos al primer estrechamiento en el túnel que pasa bajo la AP-7, con su consiguiente embotellamiento y luego seguimos trotando cuesta arriba. El desnivel no es acusado y todavía se puede correr bastante bien, así que despacito pero vamos avanzando.

Se acaba la pista ancha y encontramos el primer embotellamiento serio pues todos tenemos que pasar por una fila de a uno al incorporarnos a una senda estrechita. La verdad es que agradezco este parón y aprovecho para recuperar. En este tramo se alternan trozos por pista estrecha y otros más anchos, donde SP vuelve a saludar a muchos corredores. ¡Vaya relaciones públicas que está hecho!

Primer avituallamiento y todavía estoy entero. Me zampo un plátano, media naranja y me bebo dos o tres vasos de Isostar. Allí coincidimos con Josep, que pretende hacer 3:30 y que es la referencia que deberíamos seguir para llegar a la meta sanos y salvos. Así se lo comenta SP y salimos del avituallamiento andando durante un buen rato. ¿Así se supone que vamos a llegar en 3:30?. Confiando en la reconocida experiencia temporal de Josep me pongo a rueda y así llegamos hasta un curioso indicador del Camino de Santiago donde SP nos hace una foto.

200 metros más alante se acaba la pista ancha y empieza lo bueno pues el camino se convierte en una especie de aproximación al Everest que nos obliga a trepar y escalar por piedras y por un sendero estrechísimo y muy técnico. Aquí es impensable correr pues escalar corriendo yo creo que no sé.

Varias veces me giro a ver si vienen tras de mi SP y Josep y no veo a ninguno de los dos pero aquí es imposible pararse pues no hay espacio para ello, así que sigo hasta que tras mucho rato llego al segundo avituallamiento a escasos metros de las antenas que coronan la cima de Herr Bartolo.
Me bebo 4 ó 5 vasos de Isostar, me saco una espina que inexplicablemente había llegado hasta el dedo gordo de mi pie izquierdo, me zampo un plátano enterito y compruebo que ninguno de mis dos acompañantes llega por lo que me empiezo a preocupar.

Al ratito llega Josep y al preguntarle por mi tocayo me dice que lo ha dejado a más de un kilómetro acalambrado y que seguramente debería retirarse allí mismo. La noticia me deja bastante perplejo pues no me había parecido que la subida fuera para tanto ni que mi tocayo estuviera mal a pesar de sus ya consabidos achaques.

Sigo mirando por el camino que va trayendo corredores y SP sigue sin venir. Josep me dice que se marcha y que si lo acompaño a lo que respondo que me espero a ver lo que pasa con Santi.
Nos despedimos y empiezo a desandar el camino en busca del náufrago Bartolístico al que encuentro al cabo de un rato. Me dice que viene fundido con unos calambres que paqué. Le intento animar explicándole que el avituallamiento está allí mismo y andando llegamos en un plis plas.

Cuando llegamos le paso un plátano, se hidrata y buscamos a las chicas de la Cruz Roja, donde una amable voluntaria le da unas friegas en las piernas con Reflex crema. Allí también hay un corredor con los talones llenos de ampollas reventadas al que le están poniendo yodo. Cuando ya marchamos de la ambulancia llega Rafa, conocido de SP (como no) que también ha tenido un percance.

A pesar de que Josep me había dicho que ya empezaba la bajada y que no había que subir hasta las antenas, la carretera sube y vaya que si sube para disgusto de mi maltrecho angel de la guarda. Suerte que es un repecho corto aunque empinado y enseguida empieza la bajada por una fabulosa pista ancha que me hace pensar en mi bicicleta querida pues la pista es perfecta para una bajada de esas que me gustan a mí.
A ratos andando (los más) y a ratos corriendo (los menos) vamos bajando hasta que llegamos a la carretera y al tercer avituallamiento. Allí le pregunto a una amable señora y me indica que estamos en el kilómetro 18. Bueno, ya falta menos.

Un pequeño enlace por carretera y empieza otro camino que, en un primer momento es un sendero llano y que, poco a poco, se va convirtiendo en una sucesión de piedras y escalones para poder superar un gran desnivel.
Tal y como veo el camino me doy cuenta de que SP las va a pasar canutas. Decido no agobiarle y dejarle que vaya a su ritmo así que tiro para adelante a buen ritmo. Durante el rato que comparto camino con otros dos corredores veo que debo estar más fuerte de lo que creo pues van con la lengua fuera y resoplando mientras yo voy bastante bien. Evidentemente los adelanto y llego arriba del todo como si tal cosa. Viendo el principio de la bajada me giro y grito "Venga Santi que ya empieza la bajada". Me responde el silencio por lo que deduzco que la cosita está fatal y que el tocayo está listo de papeles.

Me asomo al caminillo que lleva hasta la cumbre y poco a poco van subiendo corredores bufando. Viendo que SP no llega tomo asiento en una piedra. Al cabo del rato llega el corredor que en el avituallamiento 2 estaba siendo atendido de dos ampollas reventadas, le pregunto por "el niño del Reflex" y me dice que estaba sentado en una piedra descansando lo cual confirma mis sospechas de que las está pasando canutas.

Al rato aparece con la cara blanca como la pared y con una botella de agua en la mano que, al parecer otros corredores le habían dejado viendo la mala cara que hacía.

Descansamos un poquito y empezamos a bajar por una zona que ya nos habían advertido que estaba llena de piedras sueltas. La bajada es muy pesada pues tiene una inclinación impresionante y con las piedras sueltas se hace muy complicado bajar y los pies me empiezan a molestar.

Cuando llevamos muuuuucho rato bajando veo el cartel del kilómetro 20 por lo que empiezo a dudar que el tercer avituallamiento estuviera en el 18. Sea como sea ya se empieza a ver el avituallamiento extra de agua abajo entre campos de naranjos.

Penosamente conseguimos llegar abajo y nos hinchamos, sobre todo yo, de agua para el último tramo que debería ser llano hasta la playa pero todavía está lleno de obstáculos por saltar y caminos llenos de piedras que torturan a nuestros ya maltrechos pies.

Pretendíamos correr al llegar al llano pero la realidad es que SP parece una central eléctrica de los calambrazos que tiene en las piernas, así que seguimos andando hasta que llegamos a una valla que rodea un camping y que ya nos lleva hasta el Paseo Marítimo tras cruzar la carretera de entrada a Benicàssim. Los Policías Locales que cortan el tráfico para que podamos pasar nos dicen que nos quedan 400 metros hasta la llegada, así que corremos esa distancia, bueno, más que correr trotamos como buenamente podemos.

¡¡Por fin!!, ya se ve el arco de la meta y vemos a Pepi saltando loca de contenta al vernos llegar. Nos chocamos las manos sin dejar de correr y nos damos las gracias mutuamente por los momentos compartidos. ¡¡Qué bonito!!
A pesar de llegar a las tantas, los asistentes nos aplauden y la organización dice nuestros nombres por la megafonía "Santi & Santi, calamares asociados".

Nos dan bebida isotónica y nos cambian los chips por sendos diplomas. Pepi muy amablemente me deja su móvil por el que llamo a mi cónyuja y le digo que he llegado sano y salvo. Como estoy muerto de hambre me zampo un par de bocatas que amablemente me ofrecen mientras SP se tumba en un césped y Pepi le da un masajito.

Mientras nos dirigimos al coche vemos a Josep que ya está duchadito y limpito, nos saluda y quedamos para vernos en la comida posterior.

Podría explicar también cómo nos dimos un bañito en la piscina del hotel y nos quedamos como nuevos, bueno, nuevos, nuevos, lo que se dice nuevos... no, pero en buen estado de conservación.
También podría explicar lo bien que lo pasamos en la comida que organizó Jungla en Les Barraques (Felicidades a la anfitriona por su buen hacer, si señor...), con un montón de corredores más y que personalmente disfruté, pero casi que mejor lo dejo para otro día.

He tardado una semana en redactar esta crónica y con esa perspectiva que dan los 7 días de margen, creo que he empezado a asimilar esta prueba, con una organización magnífica y con un recorrido muy exigente pero por un entorno natural privilegiado y que creo que todos deberíamos de recorrerlo por lo menos una vez. ¡¡Hey, que he dicho por lo menos!!.




Terrible siesta post carrera y post comida en la playa de Benicàssim

4 comentarios:

J. G. dijo...
10:13 p. m.  

Creía que no ibas a contar la hazaña.

Después de lo que estáis contando ¿sabes que te digo? ¡que lo corra su abuela!

Prefiero carreras más largas pero planas a subir la mole esa. Y pensar que con todas las veces que paso por ahí y no me había fijado.

Enhorabuena campeón.

Santi Palillo dijo...
11:42 a. m.  

Tengo que imprimir para leer después que llego tarde a la estación de Gandía a recoger familia.

kebasha dijo...
12:20 p. m.  

Jesús: La verdad es que me ha costado sentarme y contarlo, pues ya me imaginaba el ladrillo que me iba a salir.
Aparte de las apariencias, yo he quedado encantado con el Bartolo y pienso volver otro año, o no...
Yo te aseguro que ahora cada vez que pase por allí saludaré al Sr. Bartolo.

Santi Palillo: lo tuyo tiene mérito. Ciber para arriba, ciber para abajo, ¡ni de vacaciones te desconectas!.
Vas a tener razón con lo de las moscas y el rabo ;-)

Spencer: jopetas brodel, ya tenía ganas de verte por aquí de nuevo. Ya has visto que esos subidones por la Vallençana me han servido para algo ¿eh?. Aunque ¿sabes una cosa? a tí también te están sirviendo para ir preparando tu Bartolo.
Gracias por acompañarme en esas salidas con "toa la caló".

Santi Palillo dijo...
9:27 p. m.  

Leí la crónica bartoliana hace un par de días y ahora resulta que se me ha olvidado lo que quería decir ;-)

Me ha gustado mucho, realmente el Bartolo es una bestia y algún año habrá que ponerle un lazo.

Ya verás cuando de verdad me ponga a saludar a la gente que conozco, su nomber real, el nick, si tiene blog o no, el nombre de su costilla, de las costillitas... menos mal que de memoria no ando mal servido.

Bueno tocayo, ahora a descansar, a ver si te llamo para que me racomiendes una bicicleta porque al ver esa potencia de piernas que tienes voy a incluir los pedales en mi dieta, o sea los pedales de pedalear ;-)

¡Hasta pronto!