Vaya machaque

13 enero, 2009 ·


En las últimas entradas que he ido publicando en el blog, más bien a salto de mata, ya había expresado mi insensata intención de prepararme para mi primera media maratón.

Creo que ha sido más bien una decisión poco reflexionada fruto del calentón del momento y sin tener muy claro lo que realmente suponía para mi maltrecho estado de forma física.

Esta sobredosis de realidad me ha llegado en cuanto he pretendido empezar a correr con un poco de continuidad y he visto lo que se me venía encima. Sobra decir que mi admiración por los corredores que corren medias maratones y/o maratones, ha pasado de ser alta a estratosférica.

Un apartado especial, en el olimpo de los atletas -ya no me atrevo a llamarles populares- son los triatletas y dentro de esta especie de superdotados/masoquistas a los Ironman, entre los que presumo de tener a mi amigo Javi. Estos ya juegan en la "ChampionLí" de los deportistas. Mis reverencias más sinceras desde este humilde blog.

Toda esta perorata viene al pelo porque el lunes ya viéndole las orejas al lobo, me he puesto a entrenar en serio, siempre siguiendo mi táctica del mal estudiante que estudia para los exámenes el día de antes. Aún así el toro me pilla pero fijo...

Después de meditar y hacer acopio de fuerzas, me vestí de torero y a pesar de que ya había anochecido salí con el ánimo de correr durante una hora seguida. Aunque es más que evidente que el entreno se puede considerar como muy light para tener el objetivo de una 1/2, para empezar a tomar el ritmo algo es algo.

La tarde no estaba demasiado fresca así que me dirigí en dirección contraria a donde suelo salir a correr normalmente, pues he de confesar que eso de ir siempre por los mismos sitios a entrenar me acaba agobiando. Prefiero transitar por sitios que, aunque son de mi ciudad, no los recorro corriendo habitualmente.

El iPod como compañero y palante. Por el lateral de la autopista, llegué al centro de Badalona y seguí hacia Montgat. Una vez pasado el campo de fútbol del Badalona giré a la derecha a buscar el Paseo Marítimo. Hasta ese momento me iba encontrando más que bien, sorprendentemente fresco y relajado después del tute del día anterior con más de 35 kilómetros en bici por el Montseny con una buena dosis de subida y de nieve (hay crónica, vídeo y fotos en http://rigidchavalains.blogspot.com/ ).

El rato iba pasando y al llegar al Paseo Marítimo y girar en dirección sur, el viento se volvió frío y en contra, pero como no me quedaba otro remedio seguí palante con el ánimo alto pues ya iba en dirección a casa.

Justo a la altura de la estación de Renfe de Badalona se me planteaba la disyuntiva de "ruta corta y para casa que ya esta bien por hoy" o "ruta larga pasando por las chimeneas del Besós y que sea lo que Dios quiera". Un par de pinchacitos en el cuadriceps de la pierna derecha me hicieron dudar por un momento sobre si coger la ruta corta, pero al final seguí por el camino más largo a la espera de un pinchazo gordo que, por suerte, no llegó.

Así, como quien no quiere la cosa, llegué hasta la estación de Renfe de Sant Adrià de Besós y como ya faltaba poco para cumplir una hora desde mi salida, llamé la cónyuja para avisarle de que no estaba en urgencias, sinó que estaba corriendo todavía.

Tras la breve conversación telefónica, apreté un poco el ritmo pues ya se me hacía la boca agua con la ducha calentita que, con el frío que hacía, me estaba apeteciendo un montón.

La llegada a casa fue apoteósica con la sorprendente mirada de mis mujeres que no se podían creer que hubiera estado tanto rato a la carrera y más después de relatarles con pelos y señales el recorrido que había hecho. 1:15 corriendo a ritmo más bien cochinero, pero es el rato más largo que he corrido nunca.

Las siempre sabias palabras de la cónyuja no lo podían haber definido mejor: "Pero si estás en mejor forma ahora que cuando tenías 20 años".

Sin palabras...

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