El retonno

15 septiembre, 2006 ·



Hace ya bastantes días que quería subir el telón de este humilde blog y empezar a explicar los episodios, unas veces graciosos, otras no tanto, que han ido sucediendo durante el ya casi olvidado verano, pero por unas cosas o por otras se ha ido retrasando hasta hoy en que, ¡¡por fin!!, el gran día del retonno con la pantalla blanca del blog que me reta a ser cubierta de letras, una tras otra.

Bueno, vamos a dejarnos de rollos y cursilerías y vamos a lo que vamos ¿no?.

Las vacaciones de verano me han sentado de maravilla. No me imaginaba que las necesitaba tanto hasta después de echarme unas cuantas siestas y seguir tan cansado como si no las hubiera echado. ¡Que memorables modorras de mediodía cuando, con la barriga bien llena buscaba el camino de la cama!. ¡Ay!

Como recuerdo de los buenos momentos estivales pasados, me he traido a casa un souvenir del cual no me separo ni un momento: 2 kilos de grasa abdominal fruto de mis escarceos con el cochinillo ibérico, los chorizos, los dulces artesanos y esas comidas "light" con las que nos ha obsequiado mi suegra con su mejor intención.

Para los que vivimos - o tal vez tendría que decir malvivimos - en una ciudad, es todo un acontecimiento ver lo bien que se vive y que se come en los pueblos. Bueno..., bien, bien, lo que se dice bien... Lo cierto es que tienen unos productos naturales que en las urbes no los vemos ni en pintura y mucho menos los catamos y que, año tras año sorprenden a mis papilas gustativas y transforman a mi apolínea figura.

Aparte de las comidas insensatas, las cervecitas furtivas y las siestas de "padrenuestro, pijama y orinal", el verano en lo deportivo ha supuesto un hallazgo sorprendente, pues he descubierto que mi sufrida cónyuja es capaz de ponerse las zapas y salir a trotar conmigo, al principio alternando correr y andar, pero al cuarto día ya manteniendo un más que admirable "trote cochinero", bien propio de las tierras cordobesas por donde transitábamos.

Ya de vuelta al domicilio familiar, la principal actividad deportiva ha consitido en recorrer centros comerciales para volver a llenar la nevera que se hallaba en un lamentable estado de olvido gastronómico. También he incluido en la rutian de entrenamiento el levantamiento de bolsas de patatas y demás frutas y verduras.

Un poco harto de esta abstinencia atlética, el pasado sábado me decidí a salir a correr, aunque temeroso de encontrarme con mi estado de forma real -nada que ver con la sangre azul- decidí salir solo y así no tener que pedir a nadie que me esperara.

Como temía, mi estado de forma, ya de por sí poco brillante, es lamentable. Mientras me arrastraba por el paseo fluvial del río Besós, bufando como una locomotora de vapor, iba maldiciendo en arameo a los cochinillos de pata negra y a la cerda de su madre, a los chorizos y a la cuerda que los ató...

Es evidente que la programación de una 1/2M para el próximo día 1 de octubre que había hecho mi Maestro Alfons, no es más que una quimera y deberá esperar a una mejor ocasión.

Para empezar a buscar esa forma física que tanto cuesta encontrar y tan poco perder - esto debe de ser algún tipo de maldición azteca- también he empezado a salir en bici por esas montañas a ver si detrás de algún matorral la encuentro, aunque me temo que voy a tardar un "ratito".

También en esto de la bici he reclutado para la causa a mi querida cónyuja y ya me ha acompañado alguna vez con su flamante bici en mis salidas montañeras con un resultado más que prometedor, casi amenazante diría yo, pues si en cuatro salidas que ha hecho lleva el ritmo que lleva, no tardaré mucho en tener que pedirle que me espere en las subidas. Tiempo al tiempo.

2 comentarios:

Santi Palillo dijo...
2:18 p. m.  

¡Cuanto tiempo esperando que aparecieras por la pantalla! pero ha merecido la pena, eso de que la costilla corra y monte en bici es un notición, ya la vi con ganas en Benicàssim "si este puede correr yo también", siendo este = yo ;-)

Estoy volviendo por el buen camino, esperemos que la nueva temporada se porte bien.

¡Ah!, la semana que viene me agenciaré una bici a la que tengo echado el ojo, para complementar la carrera a pie.

Un abrazo para los tres, bueno va, uno para cada uno.

J. G. dijo...
10:24 p. m.  

Lo que cuentas es lo que me ocurre a mí aunque en versión simpática.

Tiene que ser una maldición azteca, sí.